El interior de la catedral ofrece una vista inolvidable, con la ligereza y la espectacular grandeza de la mejor arquitectura gótica.
La parte anterior de la iglesia, con las naves y las capillas laterales, es fruto de la finalización de la obra realizada entre los siglos XIX y XX; por el resto, la catedral mantiene intacta la atmósfera del siglo XIV, unida a la genialidad del arquitecto Peter Parler que, gracias al sistema de arquitrabes externo, diseñó unas bóvedas esbeltas y muy elegantes.
La catedral está íntimamente relacionada con las dinastías de soberanos de Bohemia, y acoge las sepulturas de numerosos reyes o miembros de la corte. En especial, en la cripta que se encuentra debajo del coro, se encuentran, entre otras, la tumba moderna del rey Carlos IV y el ataúd original del rey Rodolfo II.
El centro de la iglesia lo ocupa un gran monumento fúnebre: el mausoleo real, una escultura renacentista obra del flamenco Alexander Colin, que comprende las estatuas de los emperadores Maximiliano II y Fernando I de Habsburgo. Se realizó en 1564 para la iglesia de la corte de Innsbruck, en Austria, pero se trasladó a Praga en 1589.
A principios del siglo XX, mientras que el estilo arquitectónico retomaba el modelo del siglo XIV, los elementos ornamentales, en cambio, siguieron la evolución de las modas. De hecho, las fascinantes y relucientes vidrieras modernistas de Alfons Mucha, en la tercera capilla de la izquierda, son una auténtica obra maestra.
Una visita exhaustiva a las más de veinte capillas que hay entre las naves laterales puede durar horas, por lo que te recomiendo que te pares solo en dos que se encuentran a la derecha con respecto al altar mayor: el oratorio real, realizado a finales del siglo XV por Benedikt Ried, estaba reservado a la familia del rey, que podía acceder a él directamente atravesando un puente desde el palacio. Por último, te recomiendo la capilla de San Wenceslao, obra de Peter Parler. Sus paredes están revestidas con 1.300 grandes piedras de colores encastradas, que crean un efecto verdaderamente espectacular.
Curiosidad: en la catedral se conservan algunas reliquias de San Vito, el santo siciliano protector de los bailarines, ya que su culto preveía largos bailes frente a su estatua. Sin embargo, en eslavo Vit significa vista, por lo que aquí se le considera sobre todo protector de la vista.