Esta antigua catedral, que lleva el nombre de San Juan Evangelista, fue declarada monumento histórico de Hong Kong en 1996, no tanto por su importancia artística y arquitectónica, sino porque es la iglesia occidental más antigua construida en Hong Kong y la única de su época que sobrevivió a la Segunda Guerra Mundial.
Descubramos juntos su historia: la catedral, inaugurada en 1849, se diseñó inicialmente en estilo neogótico, aunque más tarde se prefirió el estilo normando, más sencillo, sobre todo por razones económicas. De hecho, en aquella época, esta iglesia costó aproximadamente tres veces más que otros edificios religiosos construidos en el imperio colonial.
La catedral siguió con su actividad hasta diciembre de 1941, cuando Hong Kong tuvo que ceder a la ocupación japonesa y los nipones utilizaron el edificio como lugar de reunión. Después de 4 años, a pesar de los daños sufridos, la catedral se reformó y volvió a abrir sus puertas. El portal principal se reconstruyó por completo utilizando la madera de un buque militar británico, el HMS Tamar, destruido durante la guerra en el puerto Victoria.
El exterior de la iglesia, de planta transversal, es sencillo, lineal, con algunos frisos, pero elegante; tiene dos fachadas opuestas, una de las cuales, la principal, está caracterizada por una alta torre. Desde este lado se puede ver un acogedor jardín, diseñado para reunir a los fieles.
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En la entrada se aprecia inmediatamente un suelo de mosaico donde el color predominante es el azul, el resto del suelo es tan claro como las paredes y las columnas blancas que se unen en arcos abovedados. El techo de madera oscura proporciona un contraste cromático. Observa las hermosas vidrieras donde se representan escenas de la vida cotidiana y los muebles de madera de fina elaboración.
Me despido con una curiosidad: a la izquierda del pequeño atrio, ante la entrada principal, puedes ver un escudo de armas con una mano roja en su interior. Es el escudo de armas del barón Sir John Davis, uno de los benefactores que contribuyó económicamente a la construcción de la iglesia. La colocación de su escudo de armas en la fachada fue objeto de controversia, ya que los fieles veían en este símbolo una mano ensangrentada.
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