Montjuïc es uno de los lugares más espectaculares de Barcelona.
Con 173 metros de altura, esta colina que domina el puerto y el casco antiguo es el refugio favorito de los barceloneses cuando buscan naturaleza y tranquilidad, y de los turistas que como tú vienen hasta aquí por sus numerosos atractivos. Parece que el término Montjuïc deriva de la expresión "Monte de los Judíos", en recuerdo de un antiguo cementerio hebreo, que podrás visitar.
Según otra teoría, el nombre proviene de un templo romano consagrado a Júpiter. Abandonada durante mucho tiempo, la montaña volvió a poblarse en 1929, cuando se decidió ubicar en ella los pabellones de la Exposición Universal.
En esta maravilla natural a pocos pasos de la metrópoli hay muchos atractivos que podrían interesarte: por ejemplo, el Palau Nacional, erigido como sede de la Exposición del 29 y más tarde transformado en el Museo Nacional de Arte de Cataluña, y el cercano Pabellón Alemán, dedicado al célebre arquitecto Mies Van der Rohe. También en la zona merece una visita el centro cultural CaixaForum, sede de la fundación del mismo nombre, en el interior de una fábrica modernista reconvertida.
Pero si quieres quedarte al aire libre, así como disfrutar de las magníficas vistas de Barcelona, podrás pasear por el Jardín Botánico Histórico, con su colección de cactus única en el mundo, o por el Jardín Botánico, especializado en flora mediterránea.
Al sur se abre la Anella Olímpica, el complejo deportivo creado con motivo de los Juegos de 1992. Incluye el Estadi Olímpic, donde se celebró la ceremonia de apertura, el Museu Olímpic y de l'Esport, un homenaje a la historia del deporte, el Palau Sant Jordi, diseñado por un arquitecto japonés, y las Piscines Bernat Picornell.
Pero en esta montaña hay tres joyas más: son el Poble Espanyol, el "pueblo español", con calles y plazas típicas de España, la Fundación Joan Miró, el gran regalo del artista catalán a su ciudad, y en la plaça d'Espanya, la Font Màgica, famosa por sus espectaculares juegos de agua.
CURIOSIDAD: en el castillo de Montjuïc, antigua fortaleza y museo militar, el gran director Orson Welles grabó en los años 60 su Falstaff, transformando el castillo en el palacio de Enrique IV de Inglaterra.