Si las grandes iglesias medievales del centro de Barcelona te inspiran respeto por su apariencia austera, típica del gótico catalán, el complejo de Pedralbes, construido por voluntad de una reina y habitado por aristocráticas vírgenes consagradas a Dios, te parecerá en cambio bendecido por un toque de gracia, elegante en sus proporciones, en suma: "femenino".
Desde la primera mitad del siglo XIV, el monasterio prácticamente no ha sufrido modificaciones: piensa que las obras más recientes del complejo son las magníficas vidrieras que puedes admirar en la sala capitular, ¡que datan de 1419!
En la primera mitad del siglo XVII el edificio se transformó en una casa solariega. En los años 30 del siglo XX fue restaurado y luego se introdujo en el circuito de museos de la ciudad. Pero está abierto al público de forma permanente sólo desde los años 80.
En el centro del complejo se sitúa el claustro, que es una verdadera obra maestra. La galería inferior se abre con arcos esbeltos y luminosos, con un ritmo casi musical que se duplica y triplica en las dos galerías superiores, hermosas y ligeras. En un lado del claustro puedes admirar el sepulcro gótico de su fundadora, colocado estratégicamente: si la miras desde aquí, Elisenda lleva ropajes de viuda, mientras que desde dentro de la iglesia aparece magníficamente vestida de reina. En las proximidades verás también las tumbas de algunas nobles abadesas del siglo XIV. Pero la joya artística del complejo la encontrarás a la altura del coro de la iglesia: se trata de la capilla de San Miguel, con espléndidos frescos del mayor artista catalán del siglo XIV, Ferrer Bassa, que después de un viaje a Italia interpreta aquí a su modo las lecciones de Giotto.
La iglesia constituye un entorno sugerente, de formas sencillas y esbeltas: la balconada sobreelevada era el coro reservado a las monjas.
Continuando por el claustro, en el lado opuesto respecto a la iglesia, se encuentra el refectorio, de forma rectangular, precedido por la fuente para las abluciones, alimentada por un aljibe. Muy interesante resulta la cocina adyacente, una estancia que raramente se conserva.
CURIOSIDAD: ¿te vas a casar y no quieres una boda pasada por agua? Ofrece huevos a Santa Clara, ¡es la tradición! Al llevarlos a las clarisas se debe recitar: "Santa Clara y San Pujol, barred bien estas nubes que tapan el sol!"