¡Santa María del Pi es una de las iglesias más fascinantes de Barcelona!
La construcción de la iglesia comenzó a principios del siglo XIV. Todos están de acuerdo en relacionar su nombre con la presencia de un pino (pi en catalán) en la plaza, símbolo de pureza y de ascensión al cielo: parece que en 1492, una imagen de María se apareció al obispo Juan Frias precisamente entre las ramas del árbol.
Como es habitual, tu visita se inicia en el exterior, frente a la austera fachada que da a la plaça del Pi. Maciza y poderosa, la iglesia tiene dos refuerzos laterales. Mira el enorme rosetón multicolor, la ventana circular: ¡tiene nada menos que 10 metros de diámetro! Por desgracia es sólo una copia, porque el original quedó destruido en el siglo XV debido a un terremoto, y otro se derrumbó durante la Guerra Civil española, cuando la iglesia fue incendiada.
Como puedes ver, la iglesia tiene una sola portada, que destaca por una serie de arcos ciegos. Sobre la entrada te acoge una escultura de la Virgen con el Niño que bendice desde su regazo.
En el interior tiene una única nave, en la que se abren varias capillas: tiene unos 17 metros de ancho y está cubierta por una compacta bóveda de piedra. Una vez que hayas dado unos pasos, date la vuelta para admirar los espléndidos juegos de luces creados por las coloridas vidrieras del rosetón y el gran arco que sostiene el coro. Camina lentamente por la amplia nave para disfrutar de todos los rincones de este bello edificio. Debajo del altar mayor hay una cripta de pequeñas dimensiones, que a veces se puede visitar. Si por casualidad tienes la suerte de encontrarla abierta en este momento, ¡no pierdas la oportunidad!
Tu recorrido finaliza en la sala del tesoro, donde puedes admirar valiosos ejemplares de orfebrería catalana gótica y barroca, así como la exposición histórica permanente, que te informa sobre la historia del edificio.
CURIOSIDAD: la plaza de Santa María del Pi, frente a la iglesia, tiene su propia característica particular: es la preferida de artistas y gitanos.