Te encuentras frente al monumento más importante de la Antigua Grecia y uno de los más famosos del mundo: el Partenón.
Era el más sagrado de los templos de Atenas porque estaba consagrado a la diosa Atenea, protectora de la ciudad, divinidad femenina de la sabiduría, de la laboriosidad y de la guerra. En la cella interior del templo, había una colosal estatua de marfil de la diosa, de casi 13 metros de alto y decorada con más de 1.000 kilos de oro. El nombre de Partenón, en griego antiguo, aludía a los «apartamentos de las mujeres no casadas» y, en este caso, debería de significar «templo de la diosa virgen», ya que Atenea era soltera y virgen.
El Partenón se construyó después de que, en el año 480 antes de Cristo, los persas saquearan la Acrópolis y destruyeran el templo anterior.
En aquel entonces, en Atenas había un gobierno democrático dirigido por Pericles que, en el 450 antes de Cristo, firmó un tratado de paz con Persia. Para celebrar el acontecimiento, pensó en construir un monumento que pusiera de manifiesto la genialidad de los griegos.
Pericles encargó la obra a los mejores artistas de la época: los arquitectos Ictino y Calícrates, bajo la supervisión del grandísimo escultor Fidias. Las obras tardaron 15 años, entre el 447 antes de Cristo hasta el 432.
El templo está construido completamente en mármol proveniente del monte Pentélico, que se encuentra a unos 15 km de distancia, y es un rectángulo formado por una columnata de 30 metros de ancho y 70 de largo, con una altura de unos 14 metros. Las columnas son dóricas, es decir, sin basa, y son más estrechas en la parte superior. Son acanaladas y tienen un capitel con forma de cono truncado. Miden 10 metros de alto, y el templo cuenta con 8 columnas en los lados cortos y 17 en los largos. Los lados cortos terminaban con un coronamiento triangular, llamado frontón, en cuyo interior se encontraban dos grandes grupos de estatuas, ahora desaparecidas o repartidas entre distintos museos. Dentro de la columnata se encontraba la gran cella de la diosa Atenea, que desafortunadamente ya no existe.
Curiosidad: en el año 294 antes de Cristo, el arrogante rey de Macedonia Demetrio Poliorcete, cuyo nombre significa «el asediador de ciudades», profanó el templo, alegando que tenía naturaleza divina y era hermano de Atenea, por lo que podía vivir en su templo. Al parecer, hasta usó el edificio para orgías nocturnas.