Esta área de la primera planta del museo acoge los hallazgos más antiguos, precedentes a la construcción del Partenón y, por tanto, pertenecientes a la época arcaica.
La primera obra maestra que te recomiendo, el Frontón con toros y leonas, fue realizada en torno al año 570 antes de Cristo y proviene del templo que más tarde sustituyó el Partenón: el Hecatonpedón, es decir, 100 pies de largo. Gracias a la reconstrucción, puedes reconocer el conjunto fácilmente, aunque esté muy fragmentado.
En el centro, un toro ha caído al suelo, agredido por dos leonas, y agoniza entre espasmos: es tan realista que casi lo puedes oír resollar. A la izquierda, un hombre desnudo lucha contra una monstruosa serpiente. Representa al mítico héroe Hércules luchando con Tritón, hijo del dios del mar, Poseidón, mitad hombre mitad serpiente marina.
A la derecha, hay tres personajes con bigote y barba, sonrientes, con los cuerpos unidos en un increíble nudo con forma de serpiente. Representan un demonio de tres cuerpos, cada uno tiene en la mano un elemento natural: el primero sostiene el agua, el segundo el fuego y el tercero un pájaro que simboliza el aire.
Las esculturas son de caliza y conservan restos de color. Esto se debe a que la mayor parte de las esculturas antiguas, que hoy vemos completamente blancas debido al paso del tiempo, en realidad estaban pintadas con vivos colores.
Desde aquí, si giras a la derecha, seguirás el recorrido en forma de anillo a través de la historia de la Acrópolis.
Ahora, pon el audio en pausa y vuelve a reproducirlo cuando encuentres una larga base con una monumental figura femenina de pie con un manto bordeado por serpientes.
Te encuentras frente a Atenea luchando contra un gigante, una escena que narra el mito de la Gigantomaquia, la batalla entre dioses y gigantes que se desencadenó porque estos últimos habían intentado subir al Olimpo, la montaña en la que vivían los dioses. La obra representa la victoria de las fuerzas del bien, es decir, de los griegos, sobre las del mal, los enemigos. Este también era un frontón, concretamente del templo de Atenea Polias, que sustituyó al Hecatonpedón.
Curiosidad: después de que los persas saquearan y destruyeran la Acrópolis en el 480 antes de Cristo, los griegos sepultaron y quemaron los restos y las obras irrecuperables en una fosa que los arqueólogos bautizaron como «fosa persa». La mayor parte de las obras de este museo proviene precisamente de ahí.