El interior de la Catedral es de una magnitud que te deja con la boca abierta. El efecto de inmenso vacío se produce gracias a la amplitud de los arcos sostenidos solamente por seis grandes pilares octogonales.
Bajando progresivamente la mirada, puedes admirar a media altura una galería que recorre toda la longitud de la Catedral, en las ventanas las vidrieras pintadas en el siglo XV y a tus pies el austero suelo de mármoles de colores del XVI.
Desde que se completó la cúpula de Brunelleschi, la Catedral ha sido vista por los florentinos además de como lugar fundamental para la devoción, sobre todo como orgulloso símbolo de la identidad de la ciudad. De hecho, como puedes observar, a lo largo de las paredes hay pocos altares, mientras que se homenajea a los personajes que han hecho grande a Florencia: músicos, artistas, condotieros e intelectuales. En la pared de la derecha puedes ver los bustos de Brunelleschi, Giotto y el filósofo Marsilio Ficino; en el lado opuesto encuentras las dos obras de arte más importantes de la iglesia, en este caso, dos importantes frescos del siglo XV, que imitan dos monumentos conmemorativos. Se trata de las tumbas simbólicas de dos grandes condotieros al mando de las tropas florentinas en batallas victoriosas, ambos representados a caballo. A la izquierda está el monumento ecuestre a Niccolò da Tolentino, de Andrea del Castagno; a la derecha el del inglés John Hawkwood (llamado en Florencia "Giovanni Acuto"), de Paolo Uccello.
Continuando por el mismo lado, puedes admirar un retablo, dedicado a Dante Alighieri, que con su Divina Comedia arroja luz sobre Florencia. La ciudad está representada a la derecha: detrás de las murallas puedes reconocer fácilmente la cúpula de la Catedral, la torre del Palacio Vecchio, etcétera; en el lado opuesto puedes ver la montaña de escalones del purgatorio y la puerta que conduce al infierno; en la parte superior se curvan los cielos del paraíso.
La pintura fue realizada por un discípulo de Beato Angelico con ocasión del bicentenario del nacimiento del gran poeta.
Entre otras obras de arte, te recomiendo también el gran reloj del siglo XV del interior de la fachada. La esfera no está dividida en doce sino en veinticuatro sectores. De los cuatro tondos de las esquinas se asoman cuatro profetas barbudos, con expresiones intensamente acentuadas, pintados por Paolo Uccello.
CURIOSIDAD: en el lado izquierdo de la Catedral destaca la cabeza de un toro. Según el rumor popular, un carpintero que trabajaba en la construcción del edificio tuvo una relación con la mujer de un panadero de la zona. El toro fue puesto allí para burlarse del marido cornudo y en una posición en la que no podía evitar verlo.