¡Santo Spirito es uno de los lugares más fascinantes de Florencia!
Antes de entrar en la iglesia, disfruta de un momento de relax en esta bella y sombría plaza del siglo XV, que ha sido desde siempre lugar de mercado, como puedes intuir por la fuente, de anchura propia de un lavadero. Mira los edificios, entre los que destacan algunos palacios señoriales, como el Palacio Guadagni, del siglo XVI y con una bonita galería.
A la izquierda de la iglesia puedes ver el lateral gótico de piedra del Cenáculo de Santo Spirito, el refectorio del siglo XIV del antiguo convento de los frailes agustinos, única sala medieval que sobrevivió a la reconstrucción de todo el complejo a mediados del siglo XV. Te aconsejo que entres para poder admirar los preciosos frescos que están en la pared a la derecha de la puerta. Aunque no está en un excelente estado de conservación, la enorme escena de la Crucifixión sigue siendo impresionante. En el salón rectangular, cubierto por un techo de madera, puedes admirar las esculturas donadas a la ciudad por el anticuario Salvatore Romano, con obras que van desde la época románica hasta el Renacimiento tardío.
Y ahora sumérgete en la contemplación de la iglesia de Santo Spirito, esta obra maestra de Brunelleschi en el campo de las iglesias con forma de cruz. El gran arquitecto de la cúpula de la Catedral comenzó a trabajar en la reconstrucción del edificio a partir de 1444. Después de su muerte, la obra siguió adelante de la mano de dos de sus alumnos: el interior se completó en unos cuarenta años, mientras que en el exterior los trabajos continuaron.
Como ves, la fachada es muy sencilla: una superficie enlucida, sin adornos ni elementos arquitectónicos, en la que sólo destaca, en la parte superior, una gran ventana circular. Todo el exterior es extremadamente sobrio, pero te aconsejo que vayas al lado derecho para observar la elegante geometría de volúmenes puros compuesta por Brunelleschi, la graciosa cúpula, y al fondo, el esbelto y afilado campanario, realizado un poco más tarde, a principios del siglo XVI.
CURIOSIDAD: debes saber que el prior de Santo Spirito acogió a Miguel Ángel cuando sólo tenía diecisiete años. Intuyó su talento y le permitió estudiar anatomía gracias a los cadáveres que llegaban al hospital del convento. Para agradecérselo, el joven artista talló un crucificado de madera que puedes ver en la sacristía.