Al entrar en la sala dedicada a Miguel Ángel y los artistas florentinos del siglo XVI, te llamará la atención enseguida una curiosa pintura circular que representa a la Sagrada Familia con un pequeño San Juan, más conocida como Tondo Doni.
Es la única pintura sobre tabla realizada íntegra y totalmente por el pincel de Miguel Ángel. Párate delante, no es sólo un "punto obligado"; es también una oportunidad para que descubras, una vez más, la extraordinaria originalidad artística del maestro del David.
Miguel Ángel acababa de regresar a Florencia después de haberse cubierto de gloria en Roma con la escultura de la Piedad vaticana, cuando se le encargó esta obra por parte del rico banquero Angelo Doni, tal vez con motivo de su boda. Si la elección del formato que parece extraña, debes saber que en la Florencia de principios del siglo XVI había una fuerte tradición de la pintura sobre soporte circular.
Como demuestran en los mismos Uffizi las tablas de Botticelli, el uso del tondo estaba muy extendido, especialmente en las residencias de las familias más ricas, que celebraban la continuidad de la estirpe encargando pinturas de forma circular.
El tema es la Sagrada Familia: además de María, José y el niño Jesús, también está el pequeño San Juan, primo de Jesús. Miguel Ángel interpreta este tema religioso de una manera única. Observarás en el fondo un grupo de hombres desnudos, en los que la crítica ha visto a menudo una alusión al mundo pagano y por lo tanto a la humanidad en una etapa anterior a la venida de Cristo. Ciertamente, ¡no es fácil explicar esta obra enigmática!
Además de a la original composición en espiral de la Sagrada Familia, en marcado contraste con la disposición horizontal de los hombres desnudos, presta atención a la innovadora gama de colores esmaltados y al poder de las figuras. Prueba a poner la pose de la Virgen, y te darás cuenta de lo incómoda que es. ¿La Virgen va a pasar a su Hijo a José o al contrario? ¿Por qué María no se gira hacia José para facilitar el movimiento? Son preguntas a las que no sabemos dar respuesta, pero que hacen que disfrutes aún más de las audaces soluciones ideadas por el artista. Lo cierto es que Miguel Ángel expresa en esta obra un nuevo lenguaje visual que se aleja de las formas serenas y equilibradas del siglo XV y sienta las bases para el futuro Manierismo.
CURIOSIDAD: en cuanto hubo terminado el tondo, Miguel Ángel se lo mandó a su cliente, Doni, solicitando el pago de 70 ducados. Pero el banquero le ofreció 40. Entonces el artista hizo que le llevaran de vuelta la tabla y sólo consintió revendérsela por el doble de precio, ¡140 ducados!