¡La Cartuja de San Martino es uno de los lugares más encantadores de Nápoles!
Ya te habrás percatado de su presencia en la colina de Vomero, que domina el centro de la ciudad y el golfo de Nápoles: no puedes, por tanto, dejar de visitar la Cartuja, no sólo por sus maravillosas vistas panorámicas, sino también porque en ningún otro lugar de Nápoles podrás admirar unas pinturas y decoraciones barrocas tan bellas.
Desde el centro histórico de Nápoles, dos líneas de funicular te permiten subir a la colina de Vomero. Aunque hoy la veas casi completamente edificada, ten en cuenta que esta zona estuvo considerada durante mucho tiempo como un elegante suburbio residencial, con villas, jardines, huertos, viñedos y dos importantes edificios, uno al lado del otro: Castel Sant'Elmo y la Cartuja de San Martino.
Si no te apetece afrontar la subida a pie, el funicular de Montesanto te deja muy cerca de la Cartuja. Para llegar hasta la Cartuja pasarás junto al Castel Sant'Elmo, que fue reconstruido a mediados del siglo XVI por el virrey español, con una robusta planta en forma de estrella y refuerzos arquitectónicos capaces de resistir el cañoneo de los barcos enemigos. Después de haberse utilizado durante mucho tiempo como guarnición militar y prisión, ahora alberga oficinas públicas, aunque puedes seguir subiendo a los bastiones y disfrutar de las vistas.
La severa muralla del Castillo te hace casi de pasillo de entrada al vasto complejo de la Cartuja, cuyas dimensiones internas te impresionarán.
Aunque fue fundada en 1325 por Carlos de Anjou, ten en cuenta que del primitivo complejo monástico hoy en día sólo quedan los sótanos góticos y algunas partes de la iglesia. Entre finales del siglo XVI y principios del XVII, la Cartuja se sometió a una reestructuración radical, en la que participaron los mayores artistas napolitanos de la época. La dirección de los trabajos pasó por las manos de varios arquitectos, pero el nombre que debes recordar es el de Cosimo Fanzago, que fue el que dejó su impronta artística en el monumento; las labores arquitectónicas y decorativas continuaron posteriormente hasta principios del siglo XVIII.
CURIOSIDAD: en la pequeña plaza panorámica que antecede a la entrada, con vistas a Spaccanapoli, puedes visitar la "chiesetta delle donne", o "iglesita de las mujeres", destinada a ellas. De hecho, hasta el siglo XIX, la entrada a la Cartuja estaba estrictamente reservada a los hombres.