Como te decía, la Capilla de San Jenaro pertenece al Ayuntamiento de Nápoles y no a la Iglesia: fue de hecho la ciudad de Nápoles, en 1527, en plena guerra entre Francia y España y abrumada por un hambre atroz y por la peste, la que pidió la protección del patrón.
La ciudad llegó incluso a formular mediante acta notarial la solemne promesa de construir una nueva capilla en honor al santo, en lugar de la ya existente, pequeña e incómoda. Ochenta años más tarde se nombró una comisión formada por 12 miembros con la tarea de mantener el voto. La construcción comenzó en 1608, pero no se terminó hasta mediados de siglo. La decoración se confió a un pintor emiliano entonces muy reconocido, Domenico Zampieri, llamado el Domenichino, que además de las pinturas sobre cobre de los altares laterales realizó casi todos los frescos, por supuesto inspirados en el milagro de San Jenaro. Los puedes ver en las lunetas que están bajo los arcos, en los triángulos de la base de la cúpula. Cuando Domenichino falleció de forma inesperada, fue sustituido por otro pintor emiliano, Giovanni Lanfranco, que pintó los frescos de la cúpula con el Paraíso, poblado por una infinidad de figuras.
Mira a tu alrededor: la decoración del siglo XVII de la capilla es de una riqueza incomparable. Admira las estatuas de plata, extraordinario ejemplo del arte de la orfebrería barroca: hay nada menos que 53, una por cada uno de los otros santos patrones de Nápoles, aparte de San Jenaro. Nápoles es, de hecho, la ciudad italiana que tiene más santos patrones.
Observa ahora los dos grandes candelabros de plata de la zona del altar; se llaman "Splendori", y son de mediados del siglo XVIII. También del siglo XVIII es el altar mayor, de pórfido, detrás del cual se conservan las ampollas con la sangre.
Si quieres admirar el busto de plata de San Jenaro, tienes que ir al Museo del Tesoro, que además es una interesante colección de arte sacro anexa a la Catedral. El busto es un espléndido ejemplo de orfebrería gótica, encargado a principios del siglo XIV a tres orfebres provenzales por Carlos de Anjou; el sombrero del santo, denominado "mitra", está recubierto con casi 3.700 piedras preciosas.
CURIOSIDAD: el busto de plata de San Jenaro, que se expone en las festividades, contiene una parte de su cuerpo: los huesos del cráneo, colocados exactamente en el lugar que les corresponde.