PALACIO REAL DE CASERTA

Interior

Ver todo el contenido de Nápoles
Audio Guide length: 2:46
Autor: STEFANO ZUFFI E DAVIDE TORTORELLA
español Idioma: español
Comprar

Accediendo a través de la fachada principal, la entrada te introduce en el inmenso atrio que recorre todo el palacio abriéndose a los patios interiores; exactamente en el centro encontrarás el vestíbulo octogonal del cual parte el monumental cuerpo de la escalera de honor.

El vestíbulo y la escalinata son las verdaderas joyas arquitectónicas del Palacio Real. El vestíbulo, enlace entre los cuatro patios, es el centro de todo el edificio; la escalinata, por su parte, es un espectáculo de estilo y funcionalidad. Los tramos están decorados con estatuas de leones, y sobre uno de ellos se sienta la estatua del rey Carlos de Borbón, en la hornacina central. A su alrededor puedes ver esculturas dieciochescas que se alternan con estatuas procedentes de las excavaciones de las antiguas ciudades sepultadas por el Vesubio.

Dos tramos te conducen hasta el vestíbulo inferior y un único tramo central te lleva hasta el superior, frente a la Capilla Palatina, con tribuna reservada para el rey: esta es la parte del palacio más claramente inspirada en el palacio real de Versalles.

Los aposentos reales, compuestos por el salón de los Alabarderos, el salón de las Guardias y el salón de Alejandro, que se corresponde con el centro de la fachada principal, se construyeron bajo la dirección de Carlo Vanvitelli, hijo del primer arquitecto, y no se finalizaron hasta el siglo XIX. Para pintar los frescos de las salas y decorarlas con mármoles y estucos se llamó a los mejores artistas del reino.

Los aposentos reales incluyen docenas de salas, todas decoradas y amuebladas en el estilo en boga entre los siglos XVIII y XIX. Después de la Segunda Guerra Mundial, cuando el Palacio Real fue modificado, aunque también dañado, para su uso como sede del mando aliado, se necesitaron varias décadas para restaurarlo y reabrirlo al público.

En la actualidad el recorrido te sorprenderá por su riqueza y armonía. Quedarás fascinado por las vistas dieciochescas de los puertos del reino napolitano, obra de un gran paisajista alemán; pero también por el fantástico belén con cerca de 1.200 estatuillas, así como por el dormitorio de Fernando II, el último rey borbónico, que murió en 1859 a causa de una enfermedad contagiosa, después de lo cual se quemaron todos los muebles de la habitación.

Aquel fuego resultó profético: un año después, Garibaldi entraba en el Palacio Real, entregando el monumento y todo el reino de Nápoles a Víctor Manuel de Saboya.

 

CURIOSIDAD: en la simbólica "primera piedra" del Palacio Real hay grabada una inscripción que dice: "El palacio y la estirpe de los Borbones durarán mientras esta piedra no vuele hacia el cielo con su propia fuerza". Al parecer, ¡no todas las profecías se cumplen!

TravelMate! La aplicación de viajes que te proporciona información sobre las maravillas del mundo.
Comparte en