Después del Conservatorio dello Spirito Santo, haz un pequeño desvío hacia la izquierda, por un angosto barrio popular, y llegarás a dos importantes monumentos. El primero es la interesante iglesia de la Santísima Trinidad dei Pellegrini, hoy capilla de un hospital, con un hermoso interior lleno de interesantes lienzos del siglo XVII. Un poco más adelante encontrarás el enorme Palacio Tarsia, inmenso edificio nobiliario incompleto y hoy en día en condiciones precarias. Sería uno de los edificios privados más espectaculares de Nápoles, ¡por lo que todos esperamos que se restaure pronto! Su patio exterior se ha transformado en una pequeña plaza, en la que todavía puedes reconocer sus elementos arquitectónicos barrocos.
Volviendo a via Toledo, en el lado derecho puedes ver alineados, uno al lado del otro, dos importantes palacios nobiliarios: son el Palacio Carafa di Maddaloni, construido a finales del XVI según proyecto de Cosimo Fanzago, y el hermoso Palacio Doria d'Angri, de planta trapezoidal, obra de Vanvitelli. En primer lugar, en su fachada de mármol blanco distribuida en tres órdenes, busca el balcón que está sobre las columnas dóricas de la portada: fue desde allí desde donde Garibaldi anunció, en 1860, la anexión del Reino de las Dos Sicilias al Reino de Italia.
Después de este emblemático palacio, tu paseo termina de la mejor manera en la parada final de la plaza Dante, recientemente peatonalizada. Diseñada por el gran Vanvitelli, recibe también el apelativo de Foro Carolino, y es una joya del urbanismo del siglo XVIII; tiene una elegante estructura en semicírculo y en el centro la estatua ecuestre del rey Carlos III de Borbón. Las veintiséis estatuas que ves en la parte superior aluden a las virtudes del rey. A través de la gran hornacina central entras en una histórica institución de enseñanza situada en el exconvento de San Sebastián, que tiene dos claustros, uno medieval y otro renacentista.
En un lado de la plaza Dante puedes admirar la fachada rococó de la iglesia de San Miguel Arcángel, del siglo XVIII, con un interior igualmente bello, con exquisitas decoraciones del mismo siglo. La iglesia también de denomina "San Michele a Port'Alba", por el nombre de la cercana puerta del siglo XVII.
CURIOSIDAD: durante el periodo fascista, un famoso futbolista, Attilio Sallustro, fue premiado por su presidente con uno de los primeros automóviles Balilla. Encantado, lo probó precisamente por la via Toledo. Desgraciadamente atropelló a un peatón, el cual fingió estar gravemente herido para sacar dinero del incidente. Pero tan pronto como supo que el conductor era su futbolista preferido ¡dio marcha atrás!