El interior de la basílica es muy amplio, con tres naves de 55 metros de largo y 30 metros de alto.
Las naves están delineadas por dos columnatas de 12 columnas cada una, realizadas en espléndido mármol procedente de las canteras bizantinas. Cada una descansa sobre una importante base paralelepípeda y está decorada en la parte superior con capiteles tallados con motivos de hojas de acanto perforadas.
A los lados de la nave central, sobre los arcos, hay frescos del siglo XVIII que representan a arzobispos de Rávena.
Dirígete ahora hacia el ábside, donde destaca la decoración de mosaicos mejor conservada, cuyo color, predominantemente dorado y verde, ya te habrá llamado la atención.
Hacia el centro de la nave hay un altar de mármol claro que, según la leyenda, se construyó para albergar los restos de San Apolinar. También se dice que, mientras rezaba en este altar, San Romualdo de Camaldoli tuvo dos visiones del santo.
Ahora, pon el audio en pausa y vuelve a reproducirlo cuando estés más cerca del ábside.
Empieza observando, desde abajo, el arco que precede al ábside. A ambos lados verás a dos santos, Lucas y Mateo. Justo encima están los dos arcángeles, Gabriel y Miguel, y luego un cortejo formado por doce ovejas, seis a cada lado, que salen de las ciudades de Belén y Jerusalén para dirigirse hacia Cristo bendiciendo, representado en el tondo central, arriba, con los símbolos de los cuatro Evangelistas a cada lado.
Ahora, mira hacia la bóveda del ábside. En el centro destaca un círculo azul salpicado de 99 estrellas de oro y plata, con una cruz de piedras preciosas en el centro. Si te fijas bien en la cruz, exactamente en la intersección de los dos brazos, verás el rostro de Cristo. La escena hace referencia a la Transfiguración de Cristo en el monte Tabor. Observa, a ambos lados del medallón, los medios bustos de los profetas Elías y Moisés y, sobre ellos, la mano de Dios, que se asoma entre las nubes para señalar a su hijo.
La escena inferior, con San Apolinar en el centro rodeado de ovejas, es decir, de fieles, está ambientada en un precioso jardín. Mira las tres ovejas situadas más arriba, separadas de las demás. Siempre hacen referencia a la Transfiguración, representando a los apóstoles Pedro, Santiago y Juan, testigos del acontecimiento.
Las cuatro figuras representadas a los lados de los ventanales inferiores son los obispos Ursicino, Urso, Severo y Eclesio. En los extremos de esta franja se puede ver, a la izquierda, al emperador bizantino Constantino IV concediendo ciertos privilegios a la Iglesia de Rávena; mientras que, en el lado opuesto, hay representaciones de sacrificios de personajes bíblicos del Antiguo Testamento.
Curiosidad: la túnica de San Apolinar está repleta de abejas doradas. Hace referencia a la iglesia, vista como una colmena, donde las abejas representan a los fieles.