La tumba de Dante Alighieri, uno de los más grandes poetas italianos, conocido en gran parte del mundo, especialmente por su obra maestra la Divina Comedia, se encuentra aquí mismo, en Rávena.
Por razones políticas, el poeta tuvo que exiliarse de Florencia en 1302. Tras vivir en varias ciudades, decidió pasar los últimos años de su vida aquí, en Rávena.
Cuando murió repentinamente de malaria en septiembre de 1321, se celebraron solemnes funerales en su honor en la cercana Basílica de San Francisco, entonces Iglesia de San Pietro Maggiore.
A partir de entonces, comenzó una disputa entre Florencia y Rávena para obtener la custodia de los restos mortales, que nunca abandonaron estos lugares, aunque fueron trasladados y ocultados varias veces.
Finalmente, hacia 1780, a instancias del cardenal Gonzaga, cuyo escudo se puede ver en la fachada de la tumba, se construyó el templo actual en estilo neoclásico.
Sin embargo, los restos del poeta no fueron encontrados y depositados en el sarcófago dentro del pequeño edificio hasta 1865, puesto que, de tanto moverlos y esconderlos, les habían perdido la pista.
Junto a la tumba se encuentra el Quadrarco di Braccioforte, un jardín que contiene dos interesantes sarcófagos que datan del siglo V. En las inmediaciones también se encuentran los fascinantes claustros franciscanos, donde se puede visitar el curioso Museo Dante.
Una auténtica joya que no te puedes perder es la cripta de la cercana Basílica de San Francisco. Se encuentra justo debajo del altar, bajando unas escaleras. Si miras por la pequeña ventana podrás ver este particular lugar, constantemente inundado de agua, donde incluso nadan pequeños peces. Al fondo, se puede vislumbrar parte del suelo de mosaico de la antigua iglesia del siglo V. El ambiente es realmente mágico.
Me despido con una curiosidad: Florencia y Rávena dejaron de pelearse por los restos de Dante hace mucho tiempo. De hecho, cada año en septiembre, en el aniversario de su muerte, la ciudad toscana regala aceite de oliva a Rávena para alimentar la lámpara votiva, que arde constantemente colgada del techo de la tumba.