¡Los Museos Vaticanos son uno de los lugares con mayor número de obras de arte del mundo!
Millones de personas hacen cola todos los días, a lo largo de las murallas del Vaticano, para visitar una combinación de arte, historia y arqueología de difícil parangón en el resto del mundo, en el marco de los palacios renacentistas conectados con la Basílica de San Pedro. Por supuesto, todos quieren ver la Capilla Sixtina y las Estancias de Rafael, pero para llegar a ellas hay que pasar a través de una serie increíble de salas, colecciones, galerías y patios. Una sucesión de obras de arte verdaderamente emocionante.
Los Museos Vaticanos cuentan con una precisa señalización en diferentes idiomas, y una vez dentro no tendrás problemas para orientarte y dirigirte hacia los objetivos que más te interesen. Pero como probablemente ahora estés en la cola, en este y en el siguiente archivo empezaré a describirte los edificios y a contarte su historia; a continuación te señalaré las diferentes secciones disponibles y las obras maestras que no debes perderte.
Los Museos Vaticanos están organizados en gran parte dentro de los Palacios Vaticanos, fruto de continuas ampliaciones y embellecimientos entre los siglos XIV y XIX, aunque realizados principalmente por Bramante a principios del XVI. En pocas palabras, se trata de una estructura rectangular, formada por la sucesión de tres patios: el Patio del Belvedere, cuadrado; el Patio de la Biblioteca, cerrado entre las estructuras transversales del Salón Sixtino y el "brazo nuevo", construido en torno a 1820; y luego el grandioso Patio de la Piña, que debe su nombre a la colosal piña romana de bronce que verás en el centro de la espectacular hornacina creada para ella por Bramante.
Para tratar de organizar el flujo de visitantes, el acceso a los museos se hace a través de escaleras mecánicas o ascensores, mientras que para la salida utilizarás la espectacular escalera en espiral construida a finales del siglo XIX.
CURIOSIDAD: en la Divina Comedia, Dante Alighieri, para describir al gigante Nimrod, que había construido la torre de Babel, dice que su cara era tan alta como la "piña de San Pedro". Como la piña tiene casi 4 metros de altura, ¡se ha calculado que la estatura del gigante sería de unos 25 metros!