Te encuentras ahora en la gran sección dedicada a la pintura de los siglos XVII y XVIII, una época de especial bonanza para Turín, ciudad de aspecto barroco e internacional.
Gracias al tamaño y al poder expresivo de algunas obras maestras italianas y europeas de este periodo, aquí podrás disfrutar de unas puestas en escena realmente impactantes. Por ejemplo, la espléndida Anunciación de Orazio Gentileschi, dominada por una gran cortina roja. Pintada hacia 1623, te fascinará su excelente equilibrio entre el realismo sincero de Caravaggio y el gusto aristocrático con el que se tratan los colores y los pliegues de los tejidos.
Sala tras sala, encontrarás un poco de todos los protagonistas de la pintura italiana del siglo XVII, como el emiliano Guercino o los principales artistas lombardos. Pero aquí tu atención se verá inevitablemente atraída por las obras extranjeras. Y especialmente por Rubens, siempre poderoso y exuberante, tal vez con diferencia el artista con mayor éxito internacional de la primera mitad del siglo XVII. Al mirar las figuras del héroe mitológico Hércules y de su amada Deyanira, puedes ver cómo el pintor se inspira en las antiguas estatuas, pero envuelve a los personajes de un color rico y suave. Alumno de Rubens en Amberes fue el gran retratista Anton Van Dyck, del que te hablaré en el siguiente archivo.
Para apreciar las pinturas holandesas del siglo XVII debes mirarlas muy de cerca: son todas de pequeñas dimensiones, pero realizadas con una extraordinaria atención por los detalles. Entre bodegones con flores y frutas, escenas de la vida doméstica, pinturas de animales, silenciosos interiores de iglesias y austeros retratos, no te pierdas la obra de nombre el Anciano dormido del gran Rembrandt.
En la última sección, dedicada a la pintura del siglo XVIII, encontrarás excelentes obras venecianas, entre otras dos interesantes vistas pintadas en 1745 por Bernardo Bellotto, talentoso sobrino del célebre Canaletto. Los dos cuadros representan la ciudad de Turín desde dos puntos de vista diferentes: el antiguo puente sobre el río Po y el conjunto del centro histórico visto desde los jardines reales: es decir, precisamente, ¡desde la zona verde que está detrás del museo en el que te encuentras ahora!
CURIOSIDAD: la pintura de Bernardo Bellotto era extremadamente precisa, casi fotográfica: piensa que después de la Segunda Guerra Mundial, ¡Varsovia fue reconstruida tomando como modelo sus vistas de la ciudad!