¡La plaza Castello es la llave que abre el cofre del centro histórico de Turín!
En esta plaza inmensa, plagada de bellos monumentos y siempre animada, no ves sólo el centro geométrico de Turín: ves también y sobre todo el escenario en el que la ciudad narra muchas páginas de su historia.
La plaza lleva el nombre del gran edificio que se encuentra en el centro. Míralo con atención, ya que es un impresionante edificio de "doble cara": en el lado que da el Po te presenta el aspecto severo del castillo medieval; en el lado opuesto, sin embargo, te ofrece la espectacular imagen barroca de cuando se transformó en el suntuoso Palacio Madama.
Alrededor del edificio puedes ver un gran espacio urbano abierto, de forma regular, con monumentos, farolas y fuentes que borbotean. Como ya habrás notado, el trazado de las calles de Turín sigue un diseño geométrico regular, todas las intersecciones son en ángulo recto: es una característica mantenida y ampliada a lo largo de los siglos, que se remonta a los orígenes de la ciudad, fundada como campamento romano.
Los edificios que rodean la plaza son de diferentes épocas, pero tienen un aspecto agradablemente homogéneo.
Incluso el único edificio religioso que se alza en ella está casi camuflado como un edifico "normal", y sólo se deja reconocer por su extraña cúpula. Es la iglesia de San Lorenzo, donada por los duques de Saboya a la orden de los padres teatinos.
Se inició en la primera mitad del siglo XVII, y después de permanecer incompleta durante décadas, se terminó en 1680 gracias al arquitecto Guarino Guarini, quien a su vez era sacerdote teatino. Sobre el preexistente edificio de planta octogonal, podrás ver cómo en el interior Guarini se deja llevar ideando altares decididamente escenográficos y, especialmente, inventándose una bóveda de arcos entrelazados que forman el dibujo de una estrella. Una prodigiosa fiesta arquitectónica, una orgía barroca de pinturas, esculturas, estucos y dorados.
CURIOSIDAD: se ha calculado que en Turín hay cerca de 18 kilómetros de pórticos; en algunas calles, los pasos laterales están rematados por terrazas, para no interrumpir la secuencia de las arcadas, permitiendo la posibilidad de dar largos paseos a pie a cubierto.