Después de visitar el interior del palacio, ahora es el momento para disfrutar de los maravillosos jardines que se extienden a un lado y detrás de la residencia real, hasta confundirse, en el horizonte, con un parque boscoso. Como punto de referencia te sugiero que utilices el camino que atraviesa todo el jardín, llamado Allea Reale. Como puedes ver, los jardines son una sucesión de terrazas arboladas conectadas por espectaculares escalinatas, láminas de agua, parterres con flores, fuentes y cultivos experimentales, sin embargo, debes saber que no han tenido una vida fácil: pocos meses antes de su inauguración, en junio de 2007, fueron devastados por una tormenta.
Para hacerte una idea del espacio, te diré que Venaria se extiende sobre unos 5.000 metros cuadrados construidos, 80.000 en los jardines que lo rodean, y otras 80 hectáreas de bosque: puedes entender por qué la residencia de Venaria ¡es comparable como modelo incluso con la grandiosa residencia real francesa de Versalles!
Detrás de la capilla, el gran arquitecto Filippo Juvarra creó la costosísima Citroniera, en la que se recuperaban del invierno los árboles de cítricos y las esencias más delicadas.
Ten en cuenta, además, que en un palacio destinado a ser punto de partida para las batidas de caza, una de las cosas más importantes son, por supuesto, los caballos, y en cuanto a establos los Saboya no escatimaban gastos: piensa que la Gran Caballeriza era capaz de acoger con todas las comodidades 160 caballos, ¡prácticamente el tamaño de un hangar! Para que no les faltara de nada, los Saboya instalaron también en Venaria una alta escuela de caballería, e incluso un criadero de sementales. Hoy, en cambio, en los establos se ubica un importante centro de conservación y restauración de obras de arte, flanqueado por una escuela de especialización: y es que, ¿qué mejor lugar que este para reparar y restaurar obras de formato excepcional?
CURIOSIDAD: en una canción de Dario Fo se habla de un pobre rey al que le quitan uno de sus 32 castillos. 32 castillos parece una cifra enorme, pero piensa que los Saboya llegaron a poseer ¡casi el doble!