Michelangelo Merisi, más conocido como Caravaggio, reinventó la pintura. Fue uno de los primeros en pintar con el pincel directamente, sin basarse en un dibujo previo. Perfeccionó la técnica del claroscuro y presentó al público el vivo realismo de sus obras. Este es uno de sus cuadros más famosos.
Caravaggio lo pintó en Roma entre 1602 y 1603 por encargo de su mecenas, Vincenzo Giustiniani.
El protagonista del cuadro es Cupido, el dios romano del erotismo, uno de los personajes más representados de la mitología clásica. El título original de la obra en italiano, Amor vincit omnia, es un verso del poeta Virgilio, que significa «el amor todo lo vence».
Caravaggio, a diferencia de los pintores anteriores, no idealiza al dios del eros representándolo como un inocente niño. En cambio, retrata a un ser terrenal que suscita deseo con su cuerpo en carne y hueso.
De hecho, el modelo que encarna al joven dios es un chico del pueblo romano, Francesco Boneri, que fue siervo y después amante del pintor durante años y también posó en otros de sus cuadros más célebres, incluido el famoso San Juan Bautista.
Aquí aparece con 12 años y pose provocativa, con las piernas estiradas, una expresión pícara y con las sensuales mejillas sonrojadas.
El propietario de este cuadro tan cargado de erotismo mantuvo el lienzo oculto tras una cortina durante varios años, no se sabe si por pudor o para remarcar su valor.
Los instrumentos musicales representan una naturaleza muerta: de hecho, no se pueden utilizar. Si miras con atención, verás que el laúd tiene cinco cuerdas en vez de doce, y que el violín tiene dos en lugar de cuatro. En cambio, la partitura es un homenaje al cliente: se cree que puede tratarse de una pieza compuesta por el mismo Vincenzo Giustiniani, como indica la letra V escrita en la parte superior del pentagrama.
El cuadro perteneció a la familia Giustiniani hasta que Federico Guillermo III lo compró para el museo junto con otras ocho obras de Caravaggio. Tres se destruyeron durante la Segunda Guerra Mundial y el resto acabó en otros museos.
Curiosidad: Caravaggio, que tuvo que huir de Roma por haber asesinado a un hombre en un duelo, era un conocido pendenciero. Lo arrestaban a menudo; de hecho, conocemos muchísimas cosas de su vida privada gracias a las actas policiales de la época, que se han examinado recientemente.