El Museo Nuevo es uno de los museos más interesantes de la ciudad por sus colecciones de obras antiguas.
El arquitecto Friedrich August Stüler diseñó el edificio a mediados del siglo XIX, pero sufrió graves daños a causa de los bombardeos durante la Segunda Guerra Mundial. La reconstrucción se inició cincuenta años más tarde. El arquitecto británico David Chipperfield consiguió unir lo que sobrevivió de la estructura originaria con valiosas integraciones modernas, y el museo volvió a abrir sus puertas en 2009.
El recorrido consta de cuatro niveles.
El primer nivel conduce a un viaje por el valle del Nilo y la vida cotidiana de sus habitantes. En el segundo nivel hay algunas salas dedicadas al arte egipcio, mientras que, en una posición aislada y privilegiada, destaca la colección Schliemann con el conocido como «Tesoro de Priamo», el rey de Troya.
En cambio, el tercer nivel está reservado a los numerosos objetos manufacturados de la prehistoria, desde la Edad de Piedra hasta la Edad de Hierro.
El último nivel está dedicado al arte egipcio. Entre las maravillas que custodia, destaca, en una vitrina en el centro de la sala, el busto de la mujer más bella de Berlín, como la llaman aquí. Se trata de la reina Nefertiti, esposa del faraón Akenatón, que vivió en el Imperio Nuevo de Egipto, el periodo de mayor esplendor de la civilización. Se dice que Nefertiti se convirtió en faraona a la muerte de su esposo.
El busto de caliza policromada data del año 1340 antes de Cristo. El cuello, fino y esbelto, sostiene un rostro de proporciones perfectas. La tez morena resalta gracias a las finas líneas del maquillaje. De hecho, el significado egipcio del nombre «Nefertiti» es «la bella ha llegado»
Curiosidad: en 1873, tras años de excavaciones, el alemán Heinrich Schliemann, arqueólogo aficionado, descubrió en Turquía los restos de la antigua Troya, la ciudad que conquistaron los griegos gracias a la famosa artimaña del caballo, según narra Homero en la Ilíada. Schliemann halló también un tesoro que bautizó como «Tesoro de Priamo», el rey de Troya en la Ilíada, ya que lo consideraba también el último rey de la ciudad. Estos hallazgos fueron recibidos en Berlín con todos los honores. Por desgracia, en 1945 los soldados soviéticos robaron una parte considerable. Solo algunos volvieron a Alemania desde Moscú. El resto se ha sustituido por copias.