El Museo Judío es el museo que celebra la historia de los judíos alemanes.
Es uno de los museos más visitados de Berlín, con unos 700.000 visitantes al año.
La visita se desarrolla dentro de dos edificios, intencionadamente combinados entre sí. La entrada se encuentra en la calle Linden Strasse, desde la que se accede a un majestuoso edificio barroco, diseñado en 1735 por el alemán Philipp Gerlach como sede del Tribunal Supremo del estado prusiano. Desde aquí, una empinada y oscura escalinata conduce al edificio moderno, obra del arquitecto estadounidense Daniel Libeskind.
La parte externa de la estructura se presenta con un revestimiento de placas de zinc que se cruzan en esquinas agudas y cortantes. La luz entra a través de unas ventanas largas y estrechas, que recuerdan a las troneras de los castillos medievales.
En su interior, se cruzan tres pasillos, llamados «ejes», que crean una especie de laberinto. Cada uno de ellos está dedicado a un tema importante de la historia hebrea. De hecho, el museo está formado por el eje del exilio, el del Holocausto y el de la Continuidad.
El Museo Judío abrió sus puertas por primera vez en 2001. Solo seis años más tarde, Libeskind añadió un patio interior de cristal al edificio barroco.
Los pilares que lo sostienen se dividen hacia lo alto y se cruzan entre sí continuamente. En la mente del arquitecto, esta especie de nido simbolizaría la sucá, es decir, la cabaña en la que el pueblo hebreo se refugiaba durante los peregrinajes.
En el 2012 el edificio se amplió, y esto llevó a la creación de la Michael Blumenthal Akademie, situada exactamente frente al museo, al otro lado de Linden Strasse. Esta estructura, también obra de Libeskind, está compuesta por tres cubos encajados unos dentro de otros, y albergan un auditorio, una biblioteca, archivos y espacios didácticos. Los dos cubos de madera del interior recuerdan al Arca de Noé. Así como en la célebre embarcación bíblica las creaciones de Dios encontraron la salvación, en este espacio se custodia la memoria de la historia hebrea.
Curiosidad: el edificio está construido según una planta que el mismo Libeskind llamó Between the lines, es decir, «entre las líneas», ya que está formada por ejes partidos que recuerdan una estrella de David descompuesta.