El zoo de Berlín es uno de los más antiguos de Alemania y uno de los más famosos del mundo.
Este jardín zoológico, situado en la parte sudoeste del Tiergarten, es uno de los más ricos del planeta en especies animales: alberga nada más y nada menos que 1.400 especies distintas, con un total de 14.000 ejemplares. Precisamente por este motivo es el zoo más visitado de Europa.
Durante la época del Reino de Prusia, esta zona era la reserva de caza de la nobleza, y una parte de ella estaba reservada a la cría de faisanes, que iban a parar a las cocinas reales. El zoo se inauguró precisamente en este terreno en 1844, por iniciativa de los zoólogos Alexander von Humboldt y Martin Lichtenstein.
Nada más cruzar la entrada, a tu izquierda, verás las «casas» de dos grandes mamíferos: el rinoceronte y el hipopótamo. Detrás se encuentra el mundo de las aves, con cientos de especies entre las más únicas y raras. A la derecha con respecto a la entrada principal, elefantes, antílopes y pandas te dan la bienvenida, mientras que en el centro puedes ver cerdos y otros animales de granja. El mundo de los pingüinos te llevará a un fascinante viaje entre glaciares del Antártico para conocer a estos simpáticos bípedos con plumas.
Cierran el recorrido del parque el acuario, que te lleva a descubrir especies que viven en los distintos mares del mundo, con una sección dedicada también a los reptiles e insectos, y la conocida como casa de los carnívoros, donde habitan guepardos, panteras, tigres y leones.
Me despido con una curiosidad: en 2007, todo el mundo quedó conmocionado por la historia del osito polar Knut. Nació en el zoo de Berlín y su madre lo rechazó, por lo que tuvo que ser criado por un trabajador del zoo. Sus peripecias fueron un éxito en las redes, tanto que millones de visitantes vinieron a Berlín solo para ver a la pequeña celebridad, pero, por desgracia, el destino le había reservado un triste final. Knut murió solo cuatro años después, probablemente a causa de una enfermedad rara.
Idioma: español