La entrada al Hofburg, pasando por Michaelerplatz, es un gran pabellón con arcos, rematado por una cúpula que sirve de unión entre las diferentes opciones de visita dentro de las alas del palacio.
Te sugiero empezar por la entrada a los apartamentos imperiales, una secuencia de salas que habitaron Francisco José y su esposa Isabel de Baviera, la conocida emperatriz Sissi. Ellos fueron los últimos inquilinos del Hofburg.
Antes de que visites estas salas, permíteme contarte algo sobre ellas.
Las habitaciones, repletas de muebles, recuerdos, objetos y retratos, fueron decoradas a finales del siglo XIX, conservando algunos elementos anteriores, como las grandes estufas de cerámica y los paisajes pintados al fresco en el siglo XVIII de las dos últimas salas del apartamento de Sissi.
Como ya sabrás, los dos soberanos tenían temperamentos muy diferentes.
Francisco José encarnaba la tradición: detestaba las innovaciones modernas, a pesar de que en 1891 la luz eléctrica sustituyó a las velas en el Hofburg, y mantuvo la disciplina y los hábitos militares hasta el final de su larga vida, empezando por el uso diario de un simple catre y una mesa de hierro plegable.
Francisco José, tras despertarse muy temprano, contaba con una hora exacta para lavarse, vestirse y desayunar un vaso de leche y dos panecillos sin mantequilla, justo cuando los panaderos vieneses horneaban apetecibles cruasanes. Después, el emperador se sentaba en su escritorio y hacía papeleo durante catorce horas. Por la noche continuaba con abluciones en la bañera, mientras Sissi tenía a su disposición una bañera con agua corriente: ¡la primera instalada en el Hofburg!
Sissi también madrugaba, pero dedicaba horas a su cuidado personal, a su larga melena y a la gimnasia, como demuestran las barras de pared y los aparatos de su piso.
Cuando entres, te recomiendo que pidas la audioguía oficial, que debería estar incluida en tu entrada.
Curiosidad: una de las colecciones más ricas del Hofburg es la vajilla de uso cotidiano y ceremonial que utilizaba la familia imperial. Los cubiertos y vajillas de plata, oro, bronce y, sobre todo, porcelana, superan en total las 7000 piezas.