La «Torre de Babel» es una obra maestra de la pintura renacentista flamenca, que ilustra la famosa historia bíblica de la Torre de Babel.
Según este relato, tras el Diluvio Universal, la Tierra se repobló, todos los hombres hablaban el mismo idioma y vivían en una misma región. En un determinado momento, para festejarse a sí mismos, decidieron construir una alta torre que llegara hasta el cielo. Para castigarlos, Dios les hizo expresarse en lenguas diferentes, por lo que ya no podían entenderse. Los hombres abandonaron el proyecto de la torre y se dividieron en grupos que fueron a poblar otras zonas del mundo.
La obra de Brueghel es famosa por su increíble atención al detalle y su clara representación de la vanidad humana.
El artista realizó dos versiones conocidas de este tema; la más famosa, pintada en 1563, es la que estás contemplando.
Como puedes ver, el cuadro está lleno de detalles arquitectónicos que recuerdan los edificios romanos y las estructuras renacentistas, lo que sugiere una analogía entre la ambición de los antiguos constructores de la torre y la de los contemporáneos de Brueghel.
La obra representa la estructura en construcción, rodeada de un animado paisaje que incluye pueblos, campos y figuras humanas realizando diversas actividades. Esta elección subraya el tema de la confusión y el caos generados por la arrogancia humana, que finalmente llevó a Dios a confundir los idiomas de los hombres e impedirles completar su obra.
El artista muestra una habilidad increíble para representar escenas de la vida cotidiana, incorporando elementos contemporáneos del siglo XVI al contexto bíblico. La torre en sí, que domina la composición, simboliza el orgullo y la ambición humanos, pero también los límites y la fragilidad frente a la voluntad divina.
«La Torre de Babel» se considera una de las obras más significativas de Brueghel, sobre todo porque demuestra su capacidad para combinar detalles narrativos y simbolismo en una composición rica y compleja.
Curiosidad: Brueghel el Viejo, que vivió entre 1525 y 1569, fue muy apreciado por sus contemporáneos, pero se le consideró un pintor de menor importancia hasta finales del siglo XIX, cuando se redescubrió su obra. Durante mucho tiempo, ningún museo quiso comprar sus obras, aparte del Kunsthistorisches Museum.
