La cocina de la capital está, sin duda, influenciada por la diversidad gastronómica de los territorios que formaron parte del Imperio de los Habsburgo. Por ese motivo, también encontrarás platos típicos de otras partes de Austria o de países vecinos. Un ejemplo es el Gulash, un guiso de carne de origen húngaro, condimentado con pimentón y acompañado de tocino y verduras cocidas. También podrás degustar platos típicamente vieneses, como la Wiener Schnitzel, una crujiente chuleta de carne empanada, o el Tafelspitz, un sabrosísimo estofado de ternera y verduras.
Podrás degustar estas y otras muchas especialidades en diferentes establecimientos, desde los Spezialitaten Restaurant hasta los Café-Restaurant. En cambio, si visitas la ciudad en verano, te recomiendo ir a uno de los muchos y encantadores Biergarten: se trata de cervecerías al aire libre escondidas en románticos patios interiores, decorados con flores, plantas y fuentes donde, entre otras cosas, se pueden degustar las cervezas elaboradas en la capital.
Si, por el contrario, te apasiona el vino, solo en Viena hay casi diez kilómetros cuadrados de viñedos, entre los que es especialmente conocida la variedad de uva Grϋner Veltliner. En las rústicas bodegas conocidas como heuriger también podrás degustar vinos jóvenes de cosecha entre finales de octubre y diciembre. Entre música en directo y algún baile improvisado, ¡seguro que te relajas en buena compañía!
Y, para terminar con un toque dulce, entra en cualquiera de las numerosas pastelerías, conocidas como Konditorei. Además de poder degustar apetecibles mousses, strudels, krapfen y Kaiserschmarren, una especie de tortilla dulce rellena de pasas que, según se dice, fue inventada por el emperador Francisco José, también podrás probar la mundialmente conocida Sachertorte, la famosa tarta vienesa de chocolate y mermelada de albaricoque.
Curiosidad: la autoría de la receta original de la Sachertorte desencadenó una auténtica batalla legal entre dos famosos e históricos establecimientos vieneses: el Hotel Sacher y la pastelería Demel. La denominada «guerra Sacher» se resolvió recientemente en los tribunales a favor del hotel que dio nombre a la tarta.
Qué más puedo decir... ¡Que aproveche!