El Palacio de Schönbrunn es una de las residencias imperiales más ostentosas del mundo, Patrimonio de la Humanidad desde 1996 junto con su magnífico parque.
Originalmente era un pabellón de caza, que fue adquirido por el emperador Maximiliano II en 1569. Tras ser devastado por los turcos en el segundo asedio de Viena, Leopoldo I decidió confiarla al heredero al trono, José, dotándola además de un edificio representativo. Así nació, a principios del siglo XVIII, el palacio de caza de Schönbrunn. Más tarde, María Teresa lo convirtió en residencia de verano y lo enriqueció con suntuosos apartamentos imperiales, salones, escalinatas y galerías, y lo amplió añadiendo una entreplanta y las llamadas «alas de los caballeros», destinadas a los funcionarios de más alto rango. Una vez terminado el edificio principal, las obras se extendieron al parque, embellecido con llamativos elementos arquitectónicos.
A la muerte de la emperatriz María Teresa en 1780, todo el complejo quedó deshabitado.
Fue Napoleón quien lo ocupó en dos ocasiones, en 1805 y 1809, y, tras él, los máximos representantes de las potencias europeas durante el Congreso de Viena, celebrado entre 1814 y 1815. Sin embargo, después de este acontecimiento se dieron cuenta de que el edificio necesitaba una profunda remodelación. Así, durante el reinado del emperador Francisco II, se inició un proceso de modernización que, entre otras cosas, también afectó a la fachada, que se volvió a construir en su actual estilo neoclásico y se pintó del típico color «amarillo de Schönbrunn».
Con Francisco José, que nació aquí, y su esposa, Isabel de Baviera, la famosa princesa Sissi, el palacio vivió un último periodo de esplendor imperial hasta que, en 1918, la monarquía llegó a su fin y la propiedad pasó al Estado.
Actualmente, solo una parte del enorme palacio está abierta al público. Cuenta con unas cuarenta habitaciones, cuyo opulento mobiliario todavía brinda una impresión del poder imperial. ¡Hay nada menos que 1401 habitaciones que no se pueden visitar!
Antes de iniciar la visita, te recomiendo que solicites la audioguía, que debería ser gratuita.
Curiosidad: se dice que el nombre del palacio deriva de «schöner brunnen», que significa «bonita fuente», en alusión a una fuente que fue descubierta por el emperador Matías en 1612 durante una cacería y que formó el núcleo inicial del Schönbrunn.