El Salón Amarillo, de estilo rococó, es la primera de las salas que se utilizaban para ceremonias oficiales o familiares. Observa los cuadros de niños que cuelgan en las paredes, también presentes en la siguiente sala, la Estancia con balcón: en la primera sala, se trata de retratos de niños burgueses, y en la segunda, de los hijos de María Teresa y Francisco Esteban I.
A continuación, déjate sorprender por los estucos blancos y dorados del contiguo Salón de los Espejos, que, agrandado aún más por el juego de reflejos producido por los enormes espejos de cristal, se utilizaba para conciertos celebrados para un pequeño grupo de personas. Este ambiente opulento, sin embargo, es solo un pequeño adelanto de lo que te espera en la Gran Galería: la encontrarás tras las tres Salas de Rosa, que llevan el nombre del pintor Joseph Rosa, autor de los bucólicos cuadros expuestos, y tras la Sala de las linternas, donde los sirvientes esperaban a los miembros de la realeza para guiarles en la oscuridad con sus linternas.
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¿Has visto su tamaño y esplendor? Sin duda, este enorme salón rococó, de 40 metros de largo por 10 de ancho, hace honor a su nombre. Imagina los bailes, recepciones y banquetes que se celebraban aquí, entre espejos de cristal y altos ventanales, bajo el techo pintado al fresco por el italiano Guglielmini, a la luz de las 140 velas colocadas en las dos grandes lámparas de araña de madera dorada.
Las siguientes estancias son un poco menos lujosas. A continuación, visitarás: la Sala del Carrusel y la Sala de los Caballos, llamadas así por los temas de las pinturas de las paredes; la Pequeña Galería con vistas al parque y la majestuosa Sala de Ceremonias donde, entre las pinturas monumentales que representan la boda del heredero al trono, José, con Isabel de Parma, destaca el famoso retrato de María Teresa vestida como «primera mujer de Europa».
Si tienes la entrada para hacer el Grand Tour, continúa la visita con los apartamentos de María Teresa y Francisco Esteban.
Curiosidad: es evidente que estas magníficas salas han sido escenario de acontecimientos históricos. En el Salón de los Espejos, por ejemplo, Mozart actuó por primera vez cuando tenía solo seis años, mientras que, en la Gran Galería, en 1961, tuvo lugar un legendario encuentro entre los presidentes Kennedy y Jruschov.