CIBELES, Plaza

Continuando con el recorrido por la plaza de Cibeles, puedes observar varios grandes edificios que van desde finales del siglo XVIII hasta principios del XX.

Empieza con el Palacio de Linares, terminado en el año 1900 en estilo neobarroco. Después de más de veinte años de trabajos, ahora es la sede de la Casa de América, una institución que promueve las relaciones culturales entre España y América Latina. La rica decoración de la fachada en esquina ofrece sólo un pequeño aperitivo de la magnificencia del interior, encargado por el marqués de Linares a un grupo de artistas.

Luego, sobre un verde promontorio, tienes el Palacio de Buenavista, sede del Cuartel General del Ejército: terminado a finales del siglo XVIII, es el edificio más antiguo de la plaza. En un principio fue, durante una veintena de años, la residencia de los duques de Alba, pero después de la muerte de la famosa duquesa, íntima amiga de toreros y supuesta amante de Goya, fue habitado por varios ilustres políticos y gobernadores de la ciudad, entre ellos el general Juan Prim, que fue asesinado en una de sus habitaciones.

El edificio del Banco de España fue mandado construir por el rey Alfonso XII a finales del siglo XIX y ampliado en tres ocasiones, la última de ellas hace pocos años. En su interior hay numerosas obras de arte, incluyendo retratos de reyes y miembros de la nobleza pintados por Goya, así como la famosa Cámara del Oro, ¡que custodia cerca de cien toneladas de oro! Se encuentra a cincuenta metros bajo tierra y está protegida por varias puertas acorazadas y un foso, que en caso de necesidad se llena de agua. Por si eso no bastase, en una de sus torres traseras hay escondido además un helipuerto, ¡al parecer nunca utilizado!

CURIOSIDAD: te contaré una misteriosa leyenda sobre el Palacio de Linares. Cuando el hijo del marqués descubrió que se había casado con su hermanastra, nacida de una relación del padre con una cigarrera, se las arregló para obtener el permiso del papa para seguir viviendo con su esposa, aunque en castidad. La incestuosa pareja, sin embargo, quedó mancillada por un crimen, el asesinato de su hija. Parece que el fantasma de la pequeña e inocente Raimunda continúa rondando de noche por el palacio.