Ahora que estás en el interior de San Jerónimo el Real, podrás reconocer las escasas partes tardogóticas de la iglesia que han sobrevivido a las repetidas restauraciones: en particular, el techo con bóveda de crucería del que cuelgan lámparas originales de estilo bizantino, y a tu espalda, el coro, es decir, el espacio reservado a los cantores, ocupado por un imponente órgano.
Como ves, la iglesia tiene una sola nave, flanqueada por cinco capillas a cada lado, donde puedes admirar notables altares menores e importantes obras pictóricas, entre otras, en la cuarta a la derecha, un precioso San Jerónimo penitente. Las capillas se iluminan automáticamente.
Al final, te sugiero que dediques unos minutos a contemplar La última comunión de San Jerónimo. Debes saber que este cuadro decimonónico mide nada menos que 8 metros por 4 y medio, y que es uno de los cuadros más grandes de Madrid y probablemente de toda España: ¡piensa que hicieron falta doce hombres bastante fuertes para colocarlo en el altar!
Al final de la restauración llevada a cabo en 2011, a derecha e izquierda del altar mayor se colocaron dos imágenes de gran devoción: el "Cristo de la Buena Muerte", de Pedro de Mena y, en el lado opuesto, la "Virgen de los Dolores", de Jerónimo Suñol. Se encuentran entre las pocas obras que todavía se pueden admirar en San Jerónimo, ya que el Arzobispado ha cedido gran parte de su patrimonio artístico al adyacente Museo del Prado.
Cerca de este último cuadro puedes encontrar también la salida trasera de la iglesia, que da a la calle Moreto.
CURIOSIDAD: hasta la finalización de la Catedral de la Almudena, en esta iglesia se llevaron a cabo muchas ceremonias oficiales, incluida la misa solemne del Espíritu Santo para la coronación de Juan Carlos I, tras la muerte de Franco, y el bautismo del actual rey Felipe VI.
Idioma: español