La historia de la muralla árabe de Madrid comienza aquí, al final de la calle Mayor, junto a la flamante sede del Museo de Colecciones Reales, donde destaca la estatua de Nuestra Señora de la Almudena. Según la leyenda, esta imagen sagrada fue escondida en este lugar en el lejano año 712, por temor a que pudiera ser profanada por los musulmanes que estaban invadiendo la península Ibérica. De hecho, algunas décadas más tarde, el emir Mohamed I conquistó lo que en aquella época era un simple pueblo, construyendo allí primero un alcázar, es decir, una fortaleza donde ahora se levanta el Palacio Real, y luego una muralla defensiva de unos dos kilómetros de largo.
Tres siglos más tarde, cuando el rey Alfonso VI reconquistó Madrid, fue justo en este punto, gracias a la "milagrosa" caída a su paso de algunas piedras de la muralla, donde el rey volvió a encontrar la pequeña imagen de la Virgen, con las velas todavía encendidas, según cuenta la leyenda. A partir de ese momento la santa imagen fue venerada como patrona de Madrid, y se la llamó Virgen de la Almudena, ya que había sido descubierta donde antes estaba la "al-mudayna", la ciudadela árabe.
Ahora haz una pausa y continúa por la empinada cuesta de la Vega hasta el pequeño Parque Emir Mohamed I.
Ante ti se extiende ahora un largo trozo de muralla que fue redescubierto a principios de los años cincuenta del siglo pasado, y que data de hace casi mil años: es un tramo de bastiones de unos 120 metros de largo, con una altura máxima de casi 12 metros y un espesor de 2 metros y 60 centímetros. El lado derecho de la muralla árabe ya no lo puedes ver porque se ha utilizado como parte de edificios de época mucho más reciente.
CURIOSIDAD: muchas casas, en la época de la dominación árabe, se construyeron junto a la muralla, porque en aquel lugar había agua en abundancia. Por eso los árabes la llamaron "Mayrit", que significa Madre de Agua. A partir de este "Mayrit", como ya habrás adivinado, ha derivado el nombre de Madrid.
Idioma: español