¡La Plaza de Toros de Las Ventas es uno de los monumentos más famosos del mundo!
La arena absolutamente espectacular que acoge las corridas aparece ante ti en toda su grandeza tan pronto como sales del metro: Las Ventas es la más prestigiosa de las plazas de toros de España. Este impresionante coliseo circular tiene sesenta metros de diámetro, es capaz de acoger a casi 24.000 espectadores y fue inaugurado en 1931.
Sin embargo, la tradición de las corridas es mucho más antigua: piensa que en Madrid se hacían espectáculos con toros ya a comienzos del siglo XVII, en la famosa Plaza Mayor recién construida.
La idea de construir una plaza "monumental" que hiciese de digno escenario para las corridas no vino de un arquitecto, ni siquiera de un rey, sino precisamente de un torero, conocido como "Joselito", quien encomendó los trabajos a su amigo arquitecto José Espelius. Los asientos se dividen en tendidos, bajos y altos, gradas y andanadas. Las corridas se llevan a cabo entre marzo y octubre.
En el año 47 se creó la famosa Feria de San Isidro, que aún hoy es el evento más importante de la temporada. Durante esta feria, que se celebra en mayo, todas las tardes hay corridas con un lleno de público total. Y por cierto, si quieres parecer un entendido, acuérdate de que la palabra "corrida" se utiliza sobre todo por parte de los turistas: los madrileños dicen "ir a los toros". Asimismo, recuerda que "torero" es el término genérico del que sale a la arena: el que mata al toro con la espada se llama "matador".
El público madrileño es famoso por su exigencia, y con frecuencia condiciona el veredicto final con silbidos, gestos o aplausos.
CURIOSIDAD: las corridas levantan encendidas polémicas desde hace décadas entre los taurinos, partidarios de la tradición del toreo, y los antitaurinos, defensores de los derechos de los animales. Hace unos años, Cataluña las prohibió con una ley que en 2016 fue declarada inconstitucional, porque las corridas son consideradas una expresión de la cultura española y el Estado no tiene derecho a legislar en materia de cultura. El poeta Federico García Lorca, que era un apasionado de estas, describió la corrida como "un auténtico drama religioso".