Échale otro vistazo a este edificio de aspecto arabizante, caracterizado por sus pequeños ladrillos vistos de color rojo, sus arcos de herradura y sus imprescindibles cerámicas revestidas de azul.
Entre las entradas destaca la Puerta Grande, la puerta por la que salen cuando triunfan, llevados a hombros, los mejores toreros.
Los monumentos que ves casi de frente a la Puerta Grande conmemoran a dos famosos matadores víctimas ambos de los toros. Contra la pared de la estación de metro puedes ver la estatua del biólogo escocés Alexander Fleming. Si te preguntas qué tiene que ver un biólogo escocés con el espectáculo de las corridas, recuerda que Fleming consiguió el Premio Nobel por el descubrimiento de la penicilina, una medicina que ha salvado de una muerte segura a no pocos toreros. Un poco más allá, siempre dentro del gran espacio abierto que precede a la plaza de toros, puedes contemplar otra estatua de un matador: se trata de Luis Miguel Dominguín, famoso también por ser el padre del conocido cantante Miguel Bosé.
Aunque la sangrienta lucha entre el hombre y el animal no sea lo tuyo, puedes igualmente ver el interior de la arena participando en el Tour de las Ventas. Además de los diferentes sectores del recinto, visitarás la enfermería, la capilla y, por último, el Museo Taurino. En el museo verás retratos, estatuas y trajes de luces de los toreros más famosos, junto con las cabezas de los toros más ilustres: te sorprenderá el traje, todavía manchado de sangre, del famoso matador Manolete, muerto trágicamente en la plaza de Linares.
CURIOSIDAD: el espectáculo de las corridas ha inspirado también a artistas de todo el mundo, como el escritor estadounidense Ernest Hemingway y el compositor francés Georges Bizet. Seguramente habrás oído al menos una vez el aria "Toreador", perteneciente a su ópera "Carmen"...