La sala 56 está dedicada al mundo fantástico y extravagante de El Bosco, pintor holandés muerto a comienzos del siglo XVI, cuyas obras más importantes puedes admirar en el Prado. Podrías quedarte horas contemplando solamente las obras más grandes, llenas de figuras, en las que descubres constantemente nuevas sorpresas: la Adoración de los Magos, el Carro de heno y sobre todo el Jardín de las delicias, que es sin duda una de las pinturas más intrigantes de toda la historia del arte europeo.
Como puedes ver, el Jardín de las delicias es un tríptico, es decir, una obra formada por tres pinturas que miden en total más de cuatro metros de ancho: seguramente serán pocas las obras maestras de la historia del arte que te fascinen pero que a la vez te desconcierten tanto como esta. No sabemos a qué lugar estaba destinada o quién la encargó, pero sobre todo no sabemos qué significa: piensa que todavía hoy los críticos están divididos entre los que consideran la escena central como una imagen del Paraíso en la Tierra y quienes creen que es una representación del género humano que se abandona al pecado. Se han propuesto mil hipótesis para comprender todos los detalles de una pintura que incluye un enorme número de figuras en paisajes extraños e increíbles.
En la tabla de la izquierda puedes ver la creación de Eva, que tiene lugar en un Edén repleto de animales, en parte reales y en parte extraños y fantásticos, como si fueran criaturas de Harry Potter. El panel central, que da nombre al tríptico, te dará muchos quebraderos de cabeza, ya que está poblado por cientos de seres humanos desnudos, animales, criaturas monstruosas y plantas y rocas de dimensiones y formas absurdas, empezando por las enormes fresas y cerezas de un rojo intenso. Pensarás que se trata de una enorme alucinación: animales extraños, hombres que vuelan, rocas que se mueven, árboles que se transforman en objetos y aguas capaces de engendrar. En esta obra maestra todo se te revela como una naturaleza diferente y misteriosa, nada es lo que parece. Y todo termina en una pesadilla: el panel de la derecha te lleva a un infierno oscuro y aterrador, donde los demonios torturan a los condenados a través de enormes instrumentos musicales, transformados en instrumentos de tortura.
No te olvides de mirar también la parte posterior del tríptico, que representa en blanco y negro un llamativo globo terráqueo durante la Creación.
CURIOSIDAD: El Bosco era el pintor preferido del hijo de Carlos V, el gran rey Felipe II, que era un apasionado coleccionista de sus obras, ¡un auténtico fan! Aún hoy España es el país que posee el mayor número de obras del artista holandés.