Has llegado a la esquina con la travesía del Arenal, que es el único punto donde los coches pueden cruzar la calle Arenal: aunque tengas preferencia, ¡ten cuidado!
En el número 9 verás la entrada del histórico Palacio de Gaviria, que fue inaugurado por la reina Isabel II a principios de los años cincuenta con un baile de fábula en el "salón de los espejos". En esa época era uno de los palacios más lujosos de Madrid y pertenecía a un banquero sevillano que era uno de los diez hombres más ricos de España. Las fiestas se celebraban en espléndidos salones con frescos y eran "espiadas" por quienes "no estaban invitados" a través de las ventanas de los balcones que dan a la calle Arenal. Sin embargo, hasta hace poco tiempo, incluso tú mismo podrías haberte divertido bailando en este artístico escenario: de hecho, durante un tiempo, el noble palacio estuvo transformado en discoteca, que luego fue cerrada. Se han presentado varias propuestas sobre el destino que se debe dar a esta ilustre casa. En una ocasión incluso ha albergado un típico mercadillo de Navidad, pero por el momento permanece cerrado al público.
Pocos metros más adelante, en el n.º 8 de la calle Arenal, en el primer piso, encontrarás una casa quizás no tan grandiosa, incluso bastante pequeña, pero muy popular entre los niños. Se trata de la Casa Museo del Ratón Pérez, el ratoncito que, según un cuento popular español, vive en una caja de galletas en el sótano de una pastelería y por la noche les quita los dientes de leche a los niños dejándoles un regalo a cambio.
Desde la misma puerta podrás ver la antigua y pequeña galería comercial, que antecede a la entrada de esta casita. Pocos metros después te encontrarás nuevamente en la concurrida Puerta del Sol.
CURIOSIDAD: la calle Arenal se llama así porque hace siglos discurría por aquí un pequeño arroyo rodeado de extensiones de arena. De hecho, Arenal viene de arena.
Idioma: español