Por su tamaño y su espectacular arquitectura, la plaza del Plebiscito es escenario privilegiado de eventos políticos, sociales y culturales, entre ellos, sólo por mencionar uno de los más emocionantes, la ceremonia organizada para el funeral del querido cantante napolitano Pino Daniele. Durante la época de Navidad, sin embargo, el espacio monumental hace de marco a las creaciones de artistas contemporáneos, siempre muy discutidas y sorprendentes.
Te cuento ahora la historia de esta plaza, que como te decía se concibió con un estilo neoclásico. A principios del siglo XIX, cuando Napoleón puso en el trono de Nápoles a su cuñado Joaquín Murat, este espacio público se reorganizó finalmente de una forma más racional. Gracias a la demolición de varios conventos que se alzaban en este lugar se creó el "Foro de Joaquín", un emplazamiento monumental que serviría, entre otras cosas, para celebrar los fastos de la dinastía de Napoleón. A continuación se construyeron los dos palacios gemelos que puedes ver uno frente al otro: uno era la sede de los Ministros de Estado y el otro del Ministerio de Asuntos Exteriores.
Después de la caída de Napoleón, los Borbones volvieron al poder y la plaza cambió su carácter. El rey Fernando IV le devolvió su carácter religioso mandando erigir la iglesia de San Francisco de Paula, inspirada en el Panteón de Agripa de Roma, precedida por un pórtico semicircular entorno a la entrada. Y así, en 1846, se inauguró solemnemente de nuevo con el nombre de "plaza Ferdinandea" o "de San Francesco di Paola", en honor al santo que según el rey había propiciado su regreso al trono.
Si entras en la iglesia podrás comprobar que el interior también está inspirado en el Panteón, con un único e inmenso espacio circular, la cúpula con nichos cuadrados llamados casetones y la gran ventana redonda en la parte superior. Te sugiero que contemples el hermoso suelo de mármoles de colores, la decoración decimonónica y las obras de arte y el mobiliario procedentes de iglesias demolidas o modificadas en siglos anteriores.
En particular te señalo el altar mayor, realizado a mediados del siglo XVIII en pórfido, con incrustaciones de antiguas piedras preciosas, como ágatas y lapislázulis.
CURIOSIDAD: una de las dos estatuas de la plaza, la de Carlos III de Borbón a caballo, tiene una historia curiosa. En un principio debería haber sido una estatua de Napoleón, pero antes de estar terminada los Borbones regresaron al trono. Y al rey le disgustaba la idea de tener que deshacerse de todo el grupo, así que ordenó destruir sólo la estatua del emperador, salvando al caballo. Por lo que ahora Carlos III se encuentra subido al caballo de Napoleón.