¡El Panteón es uno de los lugares más majestuosos de Roma!
Mientras paseas por el Panteón, o "templo de todos los dioses", te cuento la historia de este antiguo monumento, que es también el mejor conservado de toda la Ciudad Eterna.
El edificio original fue mandado construir en el año 27 antes de Cristo por el yerno de Octaviano Augusto, primer emperador de Roma: era un templo rectangular bastante pequeño, que fue destruido por el fuego cerca de un siglo más tarde. Fue reconstruido y nuevamente dañado, esta vez por un rayo, después de lo cual el emperador Adriano lo hizo reconstruir desde cero. El arquitecto utilizó los materiales del viejo templo y dispuso en tres filas las dieciséis columnas de granito egipcio existentes para construir el pórtico de la fachada, donde dejó la inscripción en la que puedes leer el nombre de su primer fundador: Agripa.
Debes imaginarte el frontón y el pórtico revestidos de bronce dorado, como estuvieron hasta el siglo XVII, cuando el papa Urbano VIII decidió quitar los dorados, fundirlos y reutilizarlos para el gran baldaquino de la Basílica de San Pedro.
Ahora entra en la gran sala circular, que tiene una altura igual al diámetro: 43 metros y 30 centímetros. Admira las siete grandes hornacinas de la parte inferior de las paredes, pero sobre todo la enorme cúpula en forma de casquete, que es ¡una verdadera obra maestra de la ingeniería romana! Está decorada con cinco hileras de oquedades cuadradas llamadas casetones, cada hilera tiene 28 casetones, cuyas dimensiones se van reduciendo con un efecto óptico fascinante, hasta la gran abertura circular de la parte superior. No te olvides del suelo de mármoles de colores: es el original y ¡tiene casi dos mil años!
En el siglo VII el Panteón se denominaba Santa María ad Martyres y estaba dedicado a la Virgen, lo que favoreció su conservación. Es uno de los edificios más imitados de la historia de la arquitectura, desde el Renacimiento hasta el Neoclasicismo.
CURIOSIDAD: las piedras con las que está construido el Panteón son colosales, piensa que su peso llega hasta las 90 toneladas. Y el emperador Adriano no reparó en gastos, tampoco en los bloques mármol, que hizo traer directamente desde Egipto.