La Capilla Portinari es una joya del arte milanés del siglo XV. Lleva el nombre de un tal Pigello Portinari, que la hizo construir y está en ella enterrado. Portinari era el director de la sucursal milanesa de un importante banco florentino, el Banco Mediceo. No es casualidad, por tanto, que en la capilla puedas apreciar un hermoso equilibrio entre la sencillez geométrica toscana y el gusto decorativo lombardo.
El recorrido de la visita comienza con el primer claustro, que se remonta a la época cuando la basílica era sede de un convento dominico. Los restos del segundo claustro y de otros espacios los podrás contemplar en las ricas y variadas colecciones del Museo Diocesano. Desde el pasillo después de las taquillas, se desciende una pequeña escalera a la derecha y puedes ver los restos de un antiguo cementerio, con tumbas y lápidas de ciudadanos romanos y de los primeros cristianos de Mediolanum, el antiguo nombre de Milán.
Ahora haz una pausa y ve a la sacristía monumental.
Te encuentras en la sacristía monumental: como ves, en estos grandes armarios de madera de nogal se conservan artículos sagrados, relicarios y otros objetos, entre los que destacan las vestimentas que llevaba San Carlos Borromeo cuando hizo su entrada solemne en Milán como arzobispo.
Ahora haz una pausa y ve a la capilla Portinari.
Te encuentras finalmente en la capilla Portinari: las proporciones y la elegantísima geometría de la construcción retoman los modelos del gran escultor y arquitecto toscano Filippo Brunelleschi. Admira sobre todo el magnífico arco iris de colores que decora el interior de la cúpula.
Estos hermosos frescos del siglo XV forman el complejo pictórico más importante ejecutado en Milán antes de Leonardo. Aquí, el gran pintor lombardo Vincenzo Foppa cuenta de manera grandiosa y poética episodios de la vida de la Virgen y del mártir San Pedro de Verona, un ilustre personaje de la orden dominica.
En el centro de la capilla, la espectacular tumba de San Pedro Mártir es una obra maestra absoluta de la escultura gótica de Milán. Las ocho figuras que sostienen el sepulcro representan las virtudes del santo, con animadas escenas de su vida y de los milagros que hizo.
CURIOSIDAD: En la tradición popular, San Pedro Mártir es el protector de los que sufren dolor de cabeza. Para curarse hay que frotar un pañuelo contra su sepulcro y luego apoyarlo contra la cabeza.