Poco a poco te estás acostumbrando al contraste sonoro entre el ruido de la plaza y la tranquilidad del interior. Pero imagina el grandioso efecto sonoro de las misas solemnes, ¡cuando la Catedral se llenaba de fieles y retumbaba con cánticos y la música del órgano!
A propósito de celebraciones: en algunos periodos del año, se exponen entre dos pilares los llamados "quadroni di San Carlo", una serie de grandes lienzos con escenas de la vida y milagros de Carlos Borromeo, pintadas a partir del siglo XVII por varios maestros milaneses. Si coincides con uno de estos periodos, la Catedral te parecerá una galería de arte.
Si vas bajo el altar mayor, también puedes ver el lugar donde está enterrado el santo.
Fue precisamente San Carlos, entre otros, el que quiso que se colocase el famoso pavimento que se extiende sobre toda la superficie de la iglesia. Tiene incrustaciones de mármol de tres colores: blanco, negro y rojo. Si miras hacia abajo, ¡casi te parecerá que caminas sobre una alfombra de piedra!
Ahora puedes comenzar la visita a la Catedral, y puesto que la parte más antigua y "auténtica" es la del fondo, ten en cuenta que si entras por delante, a medida que recorras la nave harás un viaje hacia atrás en el tiempo.
A los pocos pasos, en el suelo, puedes ver el reloj de sol denominado meridiana, que fue trazado a finales del siglo XVIII por los astrónomos de Brera. Tiene 24 metros de largo y presenta imágenes de símbolos zodiacales. Al fondo, en alto sobre el altar mayor, observarás una pequeña luz roja: en ese punto hay un cofre de cobre dorado que contiene el Santo Clavo de la Cruz, regalo del emperador Constantino. Una vez al año, el arzobispo de Milán sube hasta allí arriba para extraer el cofre y celebrar una misa solemne.
Ve a ver también la primera piedra de la Catedral, que fue colocada en el año 1386: la encontrarás encajonada en la pared de la derecha. Puesto que la iglesia fue fundada por el duque de Milán, Gian Galeazzo Visconti, mirando al ventanal central reconocerás, en la parte superior, un sol radiante, que es de hecho el símbolo de la casa de los Visconti.
CURIOSIDAD: el Santo Clavo es la reliquia más valiosa de la Catedral. La leyenda dice que fue encontrado por Santa Elena y que su hijo, el emperador Constantino, utilizó el Santo Clavo como bocado para su caballo.