Para entrar en la verdadera plaza Mercanti debes dar la vuelta al Palacio della Ragione: en sus robustos pilares medievales verás unas lápidas de bronce con los nombres de los milaneses caídos durante las dos guerras mundiales.
Aquí puedes hacerte una idea de cómo era la plaza original, un espacio completamente cerrado entre edificios, al que sólo se entraba a través de los pasos con arcos. El pozo que ves en el centro, rodeado por un pavimento de losas, tiene más de quinientos años. Bajo las arcadas cercanas, si eres un apasionado lector, puedes ir a curiosear entre los puestos de libros usados.
En el lado del fondo, frente al Palacio della Ragione, puedes abarcar de un solo vistazo una fila de edificios de diferentes épocas que forman un conjunto fascinante. En el centro, lo que hoy es la sede de un banco, en el siglo XIV era una lujosa casa de la que todavía puedes admirar el pórtico y la galería de mármoles blancos y negros, llamada Galería de los Osii.
Si prefieres combinar el arte y la gastronomía, puedes comer en el restaurante que en otro tiempo fue la Casa Panigarola, del siglo XV, y disfrutar de la refinada decoración de terracota de sus arcos.
Vuelve ahora a mirar el Palacio della Ragione, en el centro de la plaza. En un nicho central a la altura del primer piso, verás una estatua a caballo que representa a Oldrado da Trésseno, el político del siglo XIII al cual se debe la organización de la plaza Mercanti y la construcción del propio Palacio della Ragione.
CURIOSIDAD: bajo un arco verás un pequeño bajorrelieve de época romana que representa la denominada "Cerda Lanuta". Mucho antes de la "Serpiente de los Sforza", el símbolo de Milán era precisamente esta simpática cerdita. Según la leyenda, fue en este punto donde el fundador de la ciudad, perteneciente al antiguo pueblo de los celtas, vio en sueños al animal.