El famoso retrato de Battista Sforza y su marido Federico da Montefeltro, más conocidos como «Los duques de Urbino», es una obra de Pietro della Francesca, quien lo pintó hacia 1475. Se trata de uno de los retratos más conocidos del Renacimiento expuestos aquí en los Uffizi.
Antes de hablar de la obra, te contaré rápidamente quiénes son los dos esposos representados.
La mujer, Battista, descendiente de la noble familia Sforza, fue obligada a casarse a los 14 años con el hermano de su madrastra, Federico da Montefeltro, de 38 años, que había enviudado recientemente. A pesar de la diferencia de edad, su matrimonio fue feliz y de él nacieron siete hijos: seis niñas y, finalmente, un niño. Lamentablemente, poco después del nacimiento de su último hijo, la joven Battista murió de neumonía con solo 26 años.
No se sabe si el cuadro fue realizado antes o después de su muerte. Lo que sí es seguro es que originalmente estaba encerrado en un marco que se cerraba como un libro, permitiendo admirar el reverso de la obra. Mientras que en el anverso se ve a las dos figuras retratadas de perfil, como era costumbre para los emperadores en las monedas, en el reverso se representa a la pareja, como llevada en triunfo, sobre dos carros que se dirigen el uno hacia el otro.
En ambas realizaciones hay muchos detalles simbólicos.
En el lado de los retratos, vemos por un lado a Federico da Montefeltro, representado por su mejor perfil, el izquierdo, ya que había perdido el ojo derecho durante un torneo. Lleva traje y tocado rojos, que representan su condición de condotiero. Frente a él, sin embargo, Battista lleva un vestido cuyos bordados recuerdan a la flor de la granada, símbolo de la fertilidad, y un collar de perlas que simboliza la pureza.
En el reverso encontramos, a la izquierda, el carro con el duque, acompañado de cuatro figuras alegóricas que representan sus principales cualidades: justicia, prudencia, fortaleza y templanza. A la derecha, en otro carro, aparece la duquesa escoltada por personajes que simbolizan la fe, la caridad, la templanza y la pureza.
Curiosidad: hay quien mantiene la hipótesis de que el cuadro se pintó después de la muerte de Battista y que la escena del reverso representa el reencuentro de los novios tras la muerte, pero nunca podremos saberlo con certeza.