La iglesia de San Pancrazio, que data de principios del siglo XIII, es una de las más antiguas de Tarquinia.
Hoy desconsagrada y reconvertida en sede de exposiciones y eventos, en el pasado jugó un papel muy importante a nivel social, ya que aquí se celebraban las principales ceremonias oficiales.
Consiste en un único gran espacio cuadrangular, originalmente cubierto por dos bóvedas de crucería rectangulares de estructura compleja, dispuestas transversalmente, aunque lamentablemente la delantera se derrumbó.
La fachada a dos aguas, en la que se aprecian los restos de un pórtico que se extendía lo largo de la misma, está flanqueada a la derecha por el imponente campanario, con dos filas de ajimeces superpuestos.
De especial interés es el portal de arco apuntado, adornado con un marco de mármol que conserva en la parte superior una decoración compuesta por teselas de vidrio atribuible a los Cosmati, una familia romana de marmolistas.
En el lateral izquierdo de la iglesia se puede ver lo que, a primera vista, podría parecer un pequeño portal, con una decoración de líneas discontinuas de estilo normando. En realidad se trata de un arcosolio, es decir, una sepultura característica de las catacumbas que consiste en una zona sepulcral encajada en la pared y rematada por un nicho.
Alrededor de la iglesia de San Pancrazio se puede admirar un grupo de imponentes casas y cuatro torres nobles del siglo XII, unidas unas con otras, que conforman el Palazzo dei Priori. Aquí tiene su sede el Museo de la Cerámica, que exhibe una colección de interesantes cerámicas medievales.
Un poco más adelante, en la calle llamada Via delle Torri no de forma casual, se encuentra lo que antiguamente se llamaba Piazza d'Erba. Esta larga plaza, hoy Piazza Verdi, fue en su día la antigua sede del mercado. Buena parte del lado oriental está ocupada por la noble mole del Palazzo Sacchetti, de la primera mitad del siglo XVII.